Alejandro Cantos

OFF THE RECORD

¿Nos confiesas tu edad?: 19 años

¿Dónde naciste?: Caudete (Albacete)

Una música imprescindible: La música como algo imprescindible. Me gusta el rock, el jazz, la salsa… pero tengo debilidad por la conocida como “música festera”; un pasodoble “bien tocao”

Intérprete favorito: Imposible decirte uno; Maurice André, S. Celebidache, D. Barenboim, Jacqueline du Pré… todos aquellos que desde su persona (estilo) son capaces de llegar a la esencia de una obra, vivirla y compartirla con los oyentes.

Compositor predilecto: Mismo criterio que con los intérpretes pero en sentido contrario. Bach, Mozart, Wagner… aunque siento especial afinidad con Beethoven.

Tu último libro: El discurso del método (Descartes)

Una película que ver: No soy un gran cinéfilo.

Un hobby para desconectar: Nadar y estar en el campo rodeado de naturaleza (especialmente en “La Torrecica”, mi campo en Caudete, labrando, regando… con mi abuelo)

Una comida sin la que no puedes pasar: Jamón y paella

¿Y una bebida?: Agua (aunque siempre depende del momento, ¿no? Jajaj)

Un sitio para vivir: Todavía me quedan muchas ciudades por descubrir… Barcelona me gusta, pero Valencia tiene algo especial… ¡y encima cerca de Caudete!

Un deseo: Que consigamos vivir con amor hacia todos y hacia nosotros mismos. Menos razón y más corazón.

CUESTIONARIO

¿A qué edad empezaste a estudiar el trombón? 7 años

¿Quiénes han sido tus profesores?

  • Vicente Asensi (Grado Elemental y Medio en la Escuela Municipal de Música de Caudete)
  • Juan Carlos Igea (Grado Medio en el Conservatorio “Jerónimo Meseguer” de Almansa)
  • Carlos Gil (5º y 6º de Grado Medio en el Conservatorio Municipal “José Iturbi” de Valencia)
  • Daniel Perpiñán y Eusebio Sáez (Grado Superior en el CSMA – Conservatorio Superior de Música de Aragón)
  • Indalecio Bonet y Carlos Gil (Academia de Trombón desde 2011)

Extracurricularmente, mi primer profesor de trombón fue Alberto Benito, conocido como “el toñina” en mi banda y en mi pueblo. Es por él que yo elegí el trombón. Recuerdo bonitas tardes de muy niño, al lado de un brasero mientras me aguantaba la campana (¡no podía con el trombón!) y armado de paciencia me enseñaba a tocar. Y como no, mi profesora de música particular todos los días del año desde que empecé… ¡mi madre! ¡Ella sí que podría escribir una buena entrevista sobre trombón! Gracias.

¿Dónde has estudiado? Nombra los centros por los que hayas pasado a lo largo de tu itinerario formativo: escuelas, conservatorios, academias…

Contestado en la pregunta anterior asociándolo a los profesores.

¿Cuál es tu metodología de trabajo? (Durante todo el proceso: desde el calentamiento hasta el final del estudio)

Antes de comenzar el estudio en sí, hago una pequeña preparación física y mental. Aquí realizo algunos ejercicios de calentamiento y estiramiento de todo el cuerpo (especialmente torso, espalda, brazos y cuello). Trato de controlar la respiración de manera natural, pues es algo que me ayuda a desconectar de lo que haya estado haciendo antes o de las preocupaciones que tenga y me ayuda a crear una buena predisposición mental. De esta manera pongo un punto y aparte y comienzo mi estudio.

El calentamiento lo considero parte del estudio, como creo que para un deportista tiene que ser parte del entrenamiento. De esta manera trato de ser consciente durante todo el proceso.

– Siempre comienzo con vocalizaciones sin articulación («glissando») en un registro medio grave acabando con un salto a la 5a. y a la 8va. pedal, tratando de tocar con la máxima calidad de sonido posible pero sin forzar ningún músculo. Suelo recurrir bastante a la sensación de respiración sin el trombón (siempre a tempo, en la anacrusa) si no me encuentro cómodo con ella. Conforme voy calentando los músculos, poco a poco el sonido se va centrando y voy ampliando el registro. En cuanto a la dinámica de estas vocalizaciones, nunca pienso en tocar fuerte ni piano, sino en tocar lleno y centrado, sin forzar los músculos ni el sonido, creando una buena sensación en el paso del aire y en el centro del sonido.

– A continuación realizo los conocidos ejercicios de flexibilidad (ligado y picado, siempre en este orden) para tener unos cambios precisos de unas notas a otras y conseguir un legato de calidad, y una articulación clara y concisa. Hay que ser creativos con estos ejercicios e introducir saltos que rompan la serie armónica, con movimiento de vara a contraposición y a favor de la posición, empezando desde el registro agudo hacia el grave, diferentes dinámicas y velocidades… es decir, no caer en la monotonía, pero siempre siendo consciente de cuál es el resultado final que pretendo con dicho ejercicio y el motivo por el que lo hago. Desde mi punto de vista hay que guardar la sensación del aire en las vocalizaciones sin articulación y afinar la precisión del cambio de nota, coordinando aire, posición de los labios y movimiento de vara.

Estos ejercicios los realizo siempre a tempo*1 y tratando de sonar lo mejor posible*2

– Una vez llegado este punto, trabajo diferentes aspectos técnicos más específicos del trombón: ejercicios «de vara», trinos, agudas, graves, crescendo y diminuendo… en fin, aquello que más necesito mejorar en ese momento.

– Después siempre toco escalas en todas las tonalidades (M y m), cromáticas y hexátonas o de tonos enteros. Éstas las práctico en diferentes articulaciones, ritmos, dinámicas, velocidades, alargándolas varias 8vas., junto con sus respectivos arpegios. Así me parece un ejercicio de los más completos ya que nos sirve para coordinar vara, aire y labios (sonido centrado), conseguir una buena afinación (importantísimo) y una embocadura óptima para todo el registro, etc. Estas deben estar siempre practicadas a tempo*1.

– Siempre acabo mi calentamiento con un par o tres de escalas muy lentas hacia el registro grave en pianísimo (a veces en una dinámica mayor, pero me gusta la sensación «de centrado» que te deja al tocarlas en piano) y legato (¡¡¡vara súper precisa!!!), para relajar. Si veo que todavía necesito relajar un poco más, hago un poco de bending y pedales.

Un calentamiento y práctica técnica completa en un día de estudio me puede llevar unos 60 minutos, pero esto varía si tengo ensayo o si simplemente no tengo tanto tiempo. En calentar en sí, con 15 minutos aprox. (como sabéis, ¡hay días que cuesta más que otros!) estoy listo, simplemente hago más cortas las secciones del calentamiento y no hago estudio específico de trinos, vara, etc. Al acabar el calentamiento siempre hago una pausa antes de pasar al estudio de repertorio orquestal, camerístico o solístico.

Sobre las sesiones de estudio de repertorio diré que trato de no tocar más de 50 min. seguidos (dependiendo del repertorio), pues a partir de aquí no consigo mantener el mismo nivel de atención, y que al acabar el estudio, me parece muy importante relajar antes de guardar el trombón, en mi caso con bending y pedales. Si he tocado mucho, también hago algún estiramiento de los músculos faciales (como en cualquier deporte para evitar sobrecargas y lesiones).

Reflexionando un poco sobre la práctica diaria del trombón, diré que últimamente estoy estudiando de otra manera a la que acostumbraba hacerlo. Antes solía caer bastantes veces en la repetición sin sentido, y lo primero que hacía cuando tenía que montar un repertorio nuevo era tocarlo. Ahora estoy intentando conocerlo antes mentalmente, saber qué es lo que quiero (sonido, colores, fraseo, ritmo, carácter) y entonces trabajar para ello. Me parece fundamental tener una idea clara y precisa para conseguir llevarla a cabo con el trombón. Así tienes que trabajar las dificultades técnicas que plantean a la hora de tocarlo (con el mismo sentido que el estudio técnico, trabajando colocación de labios con aire, boquilla, sonido, entonación, trabajando más lento, etc.), pero tienes claro cual tiene que ser el resultado final, y el dominio técnico no se convierte en el fin del estudio, sino que ha sido el camino para llegar a la idea musical que «teníamos en la cabeza». Es como trabajar sobre un «trombón imaginario», que tiene nuestro sonido ideal, el registro que queremos, la musicalidad que queremos… Es decir, crear un concepto de lo que queremos que resulte. Si después conseguimos transportar esta idea al trombón real… ¡lo tenemos! Aquí me doy cuenta de que aquello que más me cuesta tocar, es aquello que tengo menos claro en mi mente. De esta manera es imposible que lo toque bien, si no sé qué y cómo lo quiero tocar.

En mi opinión, uno de los principios para el estudio ha de ser el sentido común. Creo que si lo aplicamos en todos los ámbitos de la práctica trombonística, e incluso de la vida, podemos conseguir muy buenos resultados. Así trato de estudiar aprovechando al máximo el tiempo que tengo. Me establezco qué es lo que quiero estudiar, y trato de no saturarme las sesiones, porque el rendimiento baja. De la famosa pregunta de «¿Es más importante cómo o cuánto? Para mí es importante cuánto mientras el estudio (cómo) sea de calidad. En el momento en el que no hay unas buenas condiciones de estudio, lo mejor es parar, pero debemos de trabajar para alargar nuestra capacidad de concentración poco a poco. También es de sentido común que no todos los días son buenos (como a cualquier deportista le ocurre), y hay que aceptarlo pero no por ello perder el interés en el estudio; incluso ese día podemos aprender más.

Las veces que he estado haciendo deporte (natación específicamente) me he encontrado mejor tocando, ya que al coger tono muscular soportas mejor las horas cargando el trombón, mejoras la postura, trabajas la respiración y capacidad pulmonar, y evitas posibles dolores y lesiones musculares. De esta manera considero que es una buena práctica que todos los instrumentistas deberíamos hacer.

Por último diré que creo que hay algunos conceptos que nos ayudaría pensar de forma diferente. Así creo que no deberíamos “analizarnos” mientras tocamos, sino “observarnos” (escucharnos), y por tanto no tenemos que “pensar” sobre el supuesto análisis, sino “reflexionar” sobre las observaciones y corregir aquello que necesitamos en camino del resultado final que queremos. Es interesante que aquello que queramos corregir lo planteemos en positivo: “movimiento de vara preciso”, o “garganta relajada”, en lugar de “no tensar el brazo” o “no tensionar la garganta”, ya que el concepto que queremos evitar lo encontramos en la premisa.

*1 → En mi opinión, tocar «a tempo» significa manteniendo el ritmo o la pulsación interna de la música. El metrónomo nos puede ayudar en momentos puntuales a saber la velocidad que indica un pasaje, o a mantenerla, pero esto es diferente al tempo. Como en la naturaleza, los ritmos naturales no son matemáticamente iguales, nunca se repiten en las mismas condiciones y por supuesto, no son impuestos por una «máquina externa» (que sería el metrónomo), pero sí son ordenados. De tal manera creo que tenemos que ser capaces de aprender a mantener el tempo nosotros mismos, a respirar en la anacrusa correcta, pues luego en la práctica real, haciendo música es lo que necesitamos.

Esto es aplicable tanto en las obras como en los ejercicios técnicos y por supuesto, no es excusa para que en un pasaje que nos resulta más costoso subamos o bajemos el tempo (que a todos nos pasa…). Hemos de mantener el ritmo interno de la música y resolver las dificultades técnicas para ello.

*2 → En mi opinión el sonido es fundamental en cualquier instrumento musical ya que es el medio en el que la música se desarrolla. De esta manera, tanto durante el calentamiento y la práctica técnica como en la de obras, es lo primero que hemos de observar (escuchar) y cuidar. Técnicamente es nuestro primer filtro para saber que estamos tocando «bien» (relajados, etc.) y por tanto los cimientos del resto de aspectos técnicos. De esta manera si tenemos unos cimientos sólidos y estables será más fácil y posible edificar el resto.

¿Cuál es el aspecto más importante, en tu opinión, de la técnica interpretativa trombonística?

Técnicamente es conseguir una forma sana de tocar el trombón, con un sonido rico y cuidado y una articulación (ligado y picado) limpia y precisa que nos permita que el trombón cante de forma natural y hacer música, que es el final del camino. Es decir, crear un medio dúctil y de calidad que nos cautive y no distraiga nuestra atención de lo más importante, la música en sí.

¿Con qué escuela del trombón te identificas más?

Desde mi punto de vista, a día de hoy, como en el resto de ámbitos de la vida, la técnica interpretativa también está muy globalizada (instrumentistas que se han perfeccionado fuera de su país y después han vuelto, videos y CDs de grandes instrumentistas de todo el mundo, masterclasses…). Aun así encontramos pequeñas diferencias estilísticas entre las escuelas con más tradición (francesa, americana, etc.), por tanto si me tuviera que identificar con una lo haría con la española. Hasta el momento, he estudiado en España, y creo que tenemos materia de un nivel altísimo (tanto profesores como alumnos, muchos exportados) para empezar a considerar este concepto de «escuela». Es más, me parece una escuela muy interesante ya que no se basa en una forma de tocar unificada para todos, sino que trata de ofrecer unos recursos para que cada uno consiga ofrecer aquello que lleva dentro y así se desarrolle más como músico.

¿Cuál es el nivel de los intérpretes de trombón españoles?

Puntero mundialmente. Tenemos excelentes trombonistas en grandes orquestas tanto en España como en el extranjero, jóvenes talentos que apuntan a concertistas, grandísimos profesores (tanto en superior y profesional como en academias)… ¡es increíble!

¿Cómo valoras la formación que reciben los trombonistas españoles, en general?

De forma positiva. Trombonísticamente, sin duda está mejorando cada vez más, pero ampliando la pregunta a todos los instrumentistas, creo que no se enseña suficiente metodología de estudio ni pedagogía. Esto es fundamental ya que, los alumnos somos los que pasamos más horas con nosotros mismos (obvio), y muchas veces empleamos una cantidad de horas muy elevada con una productividad muy baja. Así nos vendría bien tener los recursos necesarios para tener un estudio ordenado y provechoso. También creo que todos tendríamos que tener cierta formación en pedagogía, ya que no todos nosotros seremos músicos de orquesta ni solistas y es muy importante saber cómo explicar y transmitir tus conocimientos a un alumno, cómo dirigir su formación, etc., porque cada uno es totalmente diferente y la gran mayoría de nosotros desempeñaremos un papel clave en la formación de futuros trombonistas, que será el de profesor en grados elemental, medio y superior.

¿Qué opinas del nivel pedagógico de los profesores de trombón en España?

En general pienso que es bueno, pero no creo que este suficientemente capacitado para juzgarlo. Como en todo, se dan los dos extremos: desde el profesor ideal en grado elemental, medio y superior (cada uno tiene su perfil), hasta aquel profesor deshonrado y sin interés en sus alumnos que hace de la enseñanza un mero pasatiempo y no le importa despreciar la vocación musical ni el futuro de sus alumnos. Creo que poco a poco hay muchos más de los primeros, y por tanto la calidad de la educación musical y en consecuencia la de sus alumnos está mejorando.

Por otra parte, la suerte de tener a grandes trombonistas en masterclasses y cursos hace que nuestra formación se enriquezca más todavía.

En particular diré que he tenido la suerte de estar en las aulas de buenísimos profesores tanto en la escuela de música y en los conservatorios, como en el academia de trombón y en masterclasses. Por tanto, soy optimista.

¿Qué valoras menos de la forma de enseñar el trombón en nuestro país?

Antes se decía que no se enseñaba nada sobre repertorio orquestal, tocar en sección… pero creo que es algo que está cambiando. Creo que se está trabajando en la dirección correcta para conseguir una educación completa en todos los aspectos trombonísticos.

¿Qué valoras más de la forma de enseñar el trombón en nuestro país?

Desde mi punto de vista, una de las mayores virtudes de la escuela española es que no anega las cualidades interpretativas individuales de cada músico y ofrece unas herramientas para desarrollarla y compartirla de la mejor manera posible. Quiero decir con esto que no se busca que todos toquen igual, con el mismo sonido, articulación, vibrato, forma de cantar las frases, etc., pero si ofrece unas herramientas para conseguir desarrollar tu mejor sonido, una buena articulación que después empleas donde y como necesites, un fraseo natural, etc…

Creo que se podría comparar con la educación de unos padres hacia sus hijos; éstos no pretenden que sean todos iguales, sino desvelarles unos valores y que cada uno encontrará en sí mismo y desarrollará de una manera única y personal.

¿Qué aspectos deberíamos copiar de los centros educativos de otros países?

El apoyo que recibe la música clásica por parte de la sociedad y sobretodo del gobierno. España, bien por nuestra forma de ser, por la educación, por nuestra historia, por el solecito, el vino y el jamón… (es broma jajaj), o por todo ello, es una cantera de talentos, pero desgraciadamente no tenemos el apoyo suficiente y correspondiente por parte de aquellos sin talento (que me disculpen las excepciones) que nos gobiernan y juegan con nuestra formación y nuestro futuro laboral.

De esta manera, creo que sería necesario mayor reconocimiento para los profesores (también así subiría el nivel), mayores facilidades para aquella gente que tiene el nivel y las ganas necesarias para cursar por encima del curso «que debería» (el que debería es aquel que esté a su nivel, no a su año de nacimiento), mejores instalaciones en muchísimos conservatorios (conozco algunos que trabajan en muy malas condiciones…), más materiales, facilidades para escuchar conciertos a estudiantes, y un largo etcétera que cualquier músico podría decir. En definitiva, que se actúe por el bien del futuro cultural, musical y personal del alumno. Que la música sea una inversión en cultura y no un gasto (ya es inversión para nuestros padres… no lo entenderían como un gasto. ¿Por qué aquellos que nos representan y legislan si?) ¡Menos burocracia y más música!

¿Consideras que el trombón tiene suficiente presencia en la cultura musical española?

¿Suficiente? No sabría decirte, pero creo que en los últimos años ha aumentado mucho con: la creación de obras para nuestro instrumento, lanzamientos de CDs de trombonistas españoles, la propia creación de la ATE, el pasado ITF, el concurso de jóvenes trombonistas… Así creo que está bien encaminado. Quizás debería tener más reconocimiento y ocasiones como instrumento solista al frente de una orquesta, porque si nosotros mismos (me refiero a España, como cantera de muchos instrumentistas de metal) no lo propulsamos, ¿quién lo hará?

¿Qué crees que podría hacerse para aumentar dicha presencia?

Seguir fomentando lo contestado en la pregunta anterior.

¿Tienes más ideas que puedan ayudar a difundir el trombón y su música?

Continuar con la línea citada anteriormente y tratar de fomentar la programación de conciertos de trombón solista al frente de orquestas sinfónicas.

¿Cuál es el repertorio para trombón que más te gusta?

Solística y camerísticamente no podría decirte ninguna obra que me guste más que otra, pero sí que tengo un sentimiento especial con la Romanza de Weber. Orquestalmente a todo le encuentro su encanto, desde Mozart hasta algunos compositores de la actualidad, pasando por Bruckner, Strauss, Mahler…

¿Cuál es tu obra favorita?

Sería incierto decantarme por una… pero lo dicho; de las que he tocado, tengo un sentimiento especial con la Romanza de Weber.

¿Cuál es la marca de trombón con la que tocas y por qué?

Toco con un trombón Bach Stradivarius 42G, transpositor normal “open wrap” y vara pesada. Me gustan los instrumentos que te ofrecen resistencia por la capacidad de vibración de su material, y no por su dureza; aquellos que te permiten sonar con cuerpo, calidez y determinación y sacar una amplia gama de colores a la hora de tocar; aunque he de decir que los trombones y las boquillas no es algo que me haya quitado muchas horas de atención.

¿Cuales son las iniciativas o actividades de la ATE que encuentras más interesantes?

Los encuentros de la ATE en sí son muy interesantes. Me parece una asociación abierta a todos y que escucha a sus socios, de manera que siempre surgen propuestas atractivas e interesantes. Creo que la asociación está en muy buenas manos y hemos de estar agradecidos por el cariño y el tiempo que utilizan para continuar con ella en este camino.

¿Alguna idea que nos ayude a mejorar la ATE?

Como ideas: trataría de establecer el Concurso de Jóvenes Trombonistas como un concurso fijo cada X tiempo, requiriendo obras creadas para la dicha por buenos compositores españoles del momento. Utilizar la Asociación para ponerse en contacto con posibles entidades de las cuales pudieran surgir futuras colaboraciones como solista de miembros trombonistas interesados. Crear un apartado con cortos videos de reconocidos trombonistas españoles explicando diferentes aspectos de la técnica interpretativa del trombón… No sé, ser creativo.

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